Minyon Falls, Crystal Castle, Mullumbimby, Coolangatta y Gold Coast

Mister Nice, mi furgo, modo «ON» y fin de semana sintiendo la LIBERTAD. Yo soy de esas personas que necesita moverse. No me refiero al deporte (que también) la necesidad de moverme en este caso significa que necesito poder llegar a los sitios dónde quiero ir. Aquí en Australia el transporte público va por la costa y por carreteras principales, así que, si quieres moverte más…NECESITAS COCHE. El viajecillo empezó el sábado por la mañana. A las 8am, después de llenar el depósito con $50 de Petrol ($1,50 el litro), recogí a Ayumi, mi compañera de clase de Japón, y pusimos rumbo a las Minyon Falls. Al principio tuve problemillas para cambiar las marchas con la izquierda pero pronto le cogí el truquillo. Ventanillas bajadas y música a tope. LET’S GO! Había poca agua, el precipicio es digno de ver pero sin una enorme cascada pierde mucho encanto. Cambiamos de plan y subimos por el río, le enseñé a Ayumi lo que es el bushwalking.  Le encantó, ya nos veo en las Blue Montains! Enormes árboles agujereados por el centro fueron dignos de nuestra atención. Entramos dentro de ellos y nos dimos cuanta que estaban llenos de bichoooos! – tuve el coraje de aguantarme para la foto. 😛 Yo puse la furgo y Ayumi la comida. Cómo me gusta el sushi…I’m addicted! Mmmmm! De camino a Mullumbimby paramos en Crystal Castle. Vale la pena, siempre y cuando tengas el carnet de estudiante contigo y solamente te hagan pagar $9 en vez de $20. Durante las dos horas de visita, lo que más me impresionó de Crystal Castle no fue la estatua enorme del Buda, tal y como yo me pensaba… Descubrimos un pasillo de bambú, enorme dónde había escritos por todas partes. ¡Un lugar diferente! Llegamos a Mullumbimby. No tiene nada de especial, es el típico pueblecito con una  zona residencial alrededor. Os recomiendo el parque que está junto al río, es la parte que más me gustó. En este punto, Ayumi cogió aquí el bus hacia Byron Bay y yo puse rumbo hacia Coolangatta.  Dormí en un YHA y al día siguiente fui a ver la ciudad. Coolangatta me encantó. Lo primero que me sorprendió es encontrarme a las iguanas tomando el sol por la calle. ¡¿En seriooo?! Seguí caminando y me dirigí al paseo de la playa, una recomendación del hostal. Las playas preciosas, la gente surfeando en olas perfectas…Envidia sana de la gente que vive aquí!!! Surf, buen ambiente, paisajes espectaculares y nuevas sensaciones. No podía borrar la sonrisa de mi cara. Sí…la sensación de estar andando sola y sonriendo? Pues eso. Coolangatta es 100% recomendable. Por la tarde conducí hasta Gold Coast. ¡Viva los semáforos! En este punto es cuando aprendí a cambiar de marcha con la izquierda. Aparqué lejos del centro y caminé 2Km hasta llegar a Sufers Paradise. Es la primera vez en Australia que me sentí en una ciudad…un mes y medio sin pisar una. Qué raro era mirar hacia arriba y ver pisos y más pisos.  No sólo eso…no me acordaba de lo que era andar en calles peatonales llenas de gente!  Ya estoy planeado el próximo fin de semana! ¿Dónde? Ni idea! Sorpresa, sorpresa! La sorpresa para mi fue encontrarme debajo del freno de mano una patata frita de los antiguos dueños…con polvo pero intacta. Eeeeeeggghhhsss!